Orca: el superdepredador del océano

Las orcas, también llamadas injustamente orcas asesinas, son unos cetáceos increíbles, que habitan practicamente todos los océanos y mares del globo terrestre.
Seguramente todos las habremos visto y hemos oído hablar de ellas alguna vez en televsión, en internet...Pero hay bastantes cosas de su mundo que son muy muy interesantes, que vamos a tratar a continuación.

Las orcas habitan en la mayoría de océanos y mares del mundo.Son los cetáceos con el cerebro mayor, después de los cachalotes, lo que hace que sean unos seres con una gran inteligencia.Pueden alcanzar los 10 metros de longitud y alcanzar las cinco toneladas.


Orca cazando en una playa.

Las orcas son los superdepredadores por excelencia de los océanos, pero no por ser los más rápidos o por ser los más fuerte.Lo son gracias a su inteligencia, que les permite ser animales muy sociales.Viven en grupos bastante numerosos, normalmente son individuos de la misma familia.

El secreo de su éxito en la caza reside en su inteligencia.Calculan con gran precisión cada ataque, como cazar una cría de foca en tierra firme lanzándose hacia la playa.También son capaces de coordinar ataques conjuntos, calculando primero la situación.Por ejemplo, cuando una foca está sobre un iceberg y no la pueden alcanzar, se alinean y avanzan a la vez provocando un oleaje que hace que la foca caiga al agua.Y ¿cómo coordinan los ataques? Pues por el lenguaje.Las orcas tienen un lenguaje basado en sonidos de baja frecuencia, que ellas mismas emiten.Lo más curioso de esto, es que los científicos han descubierto que no todas las orcas usan en mismo lenguaje, sino que varía dentro de las familias.Esto lleva a pensar que las orcas están evolucionando y que no dentro de mucho tiempo, surgiran nuevas clases de orcas.

Orca cazando un delfín en alta mar.

Para demostrar que las orcas son los superdepredadores de los océanos, solo hay que mirar su menú de presas.Éste, incluye focas, aves marinas, otros cetáceos, tiburones (incluso se las ha visto con tiburones blancos en sus fauces), etc.

Por Antonio Gallardo López