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jueves, 31 de octubre de 2013

El tercer ojo de los reptiles



Plano detalle del ojo pineal del anolis.
El organismo de los reptiles muestra una de las estructuras biofísicas más avanzadas entre los animales de nuestro planeta. Una prueba más de esta afirmación es la utilización de su “tercer ojo”(ojo pineal), una especie de parche constituidos por células fotosensibles, como compás que les permite mantener permanentemente su ubicación y jamás extraviarse, siempre guiados por la ubicación del sol. Este receptor es muy común en muchos lagartos como iguanas, anolis etc.

Esta especie de órgano provoca que un reptil conozca siempre su camino mientras
Ampliación del ojo pineal de una iguana.
navega por los desiertos, regiones semiáridas y tropicales, de todo el mundo. El ojo pineal, funciona como una especie de brújula perfecta
mente calibrada con el sol, que invariablemente los guía con una precisión envidiada incluso por los más avanzados instrumentos de localización geoespacial.

A parte de los reptiles hay otros animales como ranas, sapos y lampreas, aunque es una versión menos desarrollada. El ojo pineal no se presenta ni en aves ni en mamíferos.

Ojo pineal de una rana toro.
Los humanos también contamos con un órgano parietal, como se conoce en el argot médico. Sin embargo, en nuestro caso, está cubierto por nuestro cráneo por lo que sus cualidades se matizan bastante, y si bien es esencial para el procesamiento espacial de nuestro cerebro, no nos sirve como brújula, por tanto no se puede considerar igual al “tercer ojo” de los reptiles.
Ubicación del órgano pineal en los humanos.
Desde hace miles de años existen meditaciones y ejercicios para trabajar la revelación de nuestro “tercer ojo”. Esta es una práctica popular en algunas religiones orientales y en ciertas técnicas como el despertar del Kundalini.

Este órgano atrofiado que poseemos los humanos es otra prueba de nuestro parentesco con los reptiles.

Todo esto convierte el “tercer ojo” de los reptiles en un órgano importante en el estudio de la evolución humana, además de la gran capacidad de supervivencia de muchos de los reptiles de nuestro planeta.
Tercer ojo en una estatua budista.















Por: Francisco Pérez Rodríguez

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